Hna. Pilar Samaniego
Me llamo Mª del Pilar de Santa Teresa Margarita y nací en Toro. Ingresé en este Carmelo Toresano a los 16 años.
La vocación la sentí desde niña. Me eduqué en el Colegio del Amor de Dios, hermanas aquellas que me ayudaron mucho a conocer y a acercarme al Señor y en donde sentí el primer “sígueme” de Jesús. A partir de aquel inolvidable día, ya solo me quedaba decirles a mis padres que quería ser monja Carmelita. Me lo aceptaron, pero querían que esperase algún año más pues era muy joven para abrazar una vida así. Me entró una llorera que un tío mío intercedió ante mis padres diciéndoles: “dejadla ya entrar en el Convento, porque si no, va a enfermar”. A esto mis padres cedieron, e ingresé con mucho gozo el día de San José de 1936, (tiempos difíciles en el plano político y social) y tuve de compañera a otra novicia Toresana: Mª del Carmen de Santa Teresita, muchos años madre de esta comunidad, de feliz memoria.
En la década de los 80 estuve ayudando unos años a las comunidades de Ledesma y Zamora, pertenecientes a nuestra federación de San José de Carmelitas Descalzas de Castilla y me he dedicado a los diversos oficios que la comunidad me ha encomendado, principalmente en el dulce oficio de repostera y de sacristana.
Puedo decir con toda verdad que en los 83 años que llevo de Carmelita, no he tenido la menor duda de mi vocación, al contrario, cada día he sido y soy más feliz, dando gracias a Dios por tan bella vocación a la vida contemplativa. Ahora en mi vejez el “hace”r ha pasado a “dejarse hacer” por las hermanas y ayudo a la comunidad con el trabajo principal que toda carmelita tiene, que es la oración e intercesión en favor de la Iglesia y la sociedad. Muy agradecida al Señor por regalarme larga vida.